Amo ser mujer, amo poder sentir la libertad de la femeneidad que corre dentro mío y me permite saborear la sensacion de poder causar el impacto en la vida de alguien, o quiza de muchos, que solo nosotras somos capaces de producir.
Alma de sensibilidad, cuerpo de coquetería y espíritu de fortaleza es lo que nos levanta y nos impulsa ante a un mundo de maravillas y perversidades, que nos aclama, y que nos hiere, que nos eleva y nos prejuicia, que nos señala y que nos ama, pero sobre todo, que nos necesita.
Y es que maquillamos nuestros ojos con sombra de colores, que nos permite ver la vida con su diferentes matices. Coloreamos nuestros labios con la sutileza y la inteligencia de las palabras dichas que llegan a otros. Vestimos nuestros cuerpos con trajes de elegancia y fortaleza de espíritu para impulsar nuestros anhelos. Calzamos con tacones que pisotean la injusticia y el maltrato hacia las almas débiles. Perfumamos nuestros cuerpos con el aroma de la pasión, la sensibilidad y la entrega que nos identifica y nos hace más humanas.
Y es que como mujeres, somos un armario de sentimientos y cualidades, de actitudes y debilidades, que nos hace ser especiales, que nos da el don de dar vida a otra vida, y que nos recuerda simplemente lo maravilloso que es...ser mujer.
